jueves, 8 de octubre de 2009

Del que se duerme convenientemente

¿Cuántas veces hemos visto a una mujer embarazada de pie en un trasporte público y cuando giramos la cabeza hacia los asientos de su alrededor notamos que, misteriosamente y de repente, todos los que están sentados están… durmiendo?
Sucede en las terminales de colectivos, subtes y trenes: cuando se empiezan a llenar los transportes y sube una mujer embarazada, un anciano o una persona discapacitada, el grueso de los viajantes se levanta automáticamente de su asiento para cedérselo al primero. Es una ley general, es un principio básico de educación.
Sin embargo, y cada vez más, está aquel que “se hace el dormido” para no tener que levantarse. ¡Por favor, no vaya a ser cosa que porque suba este hombre mayor yo tenga que pararme! No… por favor.
Este tipo de sujeto es muy peculiar. Parecería tener un radar: se queda dormido ni bien sube de la terminal, cuando tiene que dejar el asiento y se despierta justo en el lugar donde tiene que bajar. Y no sólo eso, si no que pareciera no escuchar en absoluto las quejas y pedidos de las personas que están a su alrededor pidiéndole que se “despierte”.
Dicen que hay gente para todo. Bueno, para dormir oportunamente también la hay.

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