miércoles, 11 de noviembre de 2009

Caos en la ciudad

Caos. Eso es lo que se ve. Por todos lados, en todas partes. Caos, y gente apurada, malhumorada, desesperada. Otra vez no hay subtes. Es el quinto paro en menos de dos meses; más de un millón de personas se ven afectadas, y obligadas a cambiar sus rutinas diarias por la medida, que esta vez dura 12 horas.Capital Federal registra 600 mil automóviles más que de costumbre, las paradas de colectivos presentan interminables colas de gente que busca otras alternativas al medio de transporte más utilizado en la ciudad, el tránsito es cada vez más lento, y el descontento general acompaña su transición.A pesar de todo, varios de los trabajadores de la empresa Metrovías no dejan de trabajar. Algunos afirman que no están de acuerdo con cortar el servicio, otros que simplemente van “por las dudas de que después nos digan algo, aunque en teoría no pueden decirnos nada”. Pero lo cierto es que ahí están, sentados, esperando que se resuelva un conflicto que ya lleva largo tiempo y que no muestra signos de progreso.Quizá resulte extraño que, en medio de toda esta gran conmoción, haya quienes todavía no se enteraron del paro, pero así es: en varias estaciones subterráneas, numerosos grupos de viajeros que ignoran la situación se indignan sorpresivamente al enterarse de la medida. “¿No hay servicio?”, preguntarán a aquellos trabajadores que decidieron no adherir. Y estos le contestarán que no, que desde las once de la mañana el servicio se encuentra interrumpido, que prueben con un colectivo, que “es lo que hay”.Pero, por otra parte, no todos los que “saben” del paro, en realidad saben tanto. Cuando se les pregunta el porqué de esta medida, gran parte de la población dirá que en realidad no sabe bien de que se trata el reclamo, algunos esbozarán frases como “y, viste como es esto, siempre están los que no quieren trabajar y entorpecen la vida de los demás” y otros pocos responderán con exactitud sobre las causas del conflicto. Pero éstos últimos son los menos.Caos. Eso es lo que se ve. Por todos lados, en todas partes. Caos, y gente apurada, malhumorada, desesperada. Otra vez no hay subtes. Otra vez… ¡¿Hasta cuando?!